jueves, abril 28, 2005

para(lela)mente, en triple observación

Entonces es como una autopista construida bordeando las vías del tren.
Pasa el tren y por la autopista, un auto.
Van a la misma velocidad (cabeza a cabeza).
El auto es lo actual y el tren lo pasado.
El tren es el romanticismo y el auto la practicidad.
El auto, eficacia barata. El tren, placer para pacientes.
El tren, acogedor. El auto, egoísta.
Auto, furia. Tren, calma.
Tren, colectividad. Auto, propiedad.
Auto, efectividad. Tren, reflexión.

entonces se dibuja una aureola de vapor en la ventana y mientras la friego con la mano distingo una figura fantasmal en el tren que frota la ventana con la mano y distingo una figura fantasmal en el auto que frota la ventana con la mano
yo nube cada vez entiendo menos por qué soy fantasmal
aquí allá y en todos lados
mientras una gigantesca hoja de cuchillo negra llega del cielo corta la tierra a unos cien metros del auto y el tren que avanzan ciegos irremediablemente
se ha producido un risco
la gran hoja de cuchillo rebanó la tierra como a un alfajor
yo fantasmal figura del tren veo cómo
yo fantasmal figura del auto veo cómo
yo fantasmal figura del tren
caigo sin pánico al vacío

yo nube veo mi caída instantánea y por duplicado
cuando de repente un mecanismo se acomoda con un ruido estruendoso
miro un extremo de la gran hoja de cuchillo y veo que nace de él una hoja menor
se oyen campanadas
y ya es la hora.

miércoles, abril 27, 2005

(raro) escrito en primera persona del plural

La sociedad no nos necesita a nosotros, querámoslo o no, aceptémoslo o no, intelectuales de segunda, filósofos de bar y blog. Aunque nos cueste y creamos con mucha fuerza que estamos engendrando lo genial, que todo allá afuera es inferior a nosotros sólo porque "no lo necesitamos". Pero en el peor de los casos (si realmente no necesitáramos nada que el 2005 nos quiera dar) le debemos a la sociedad al menos esa explicación. Y pues, para dársela la necesitamos para escupirle la cara porque "se-ha-creido-omnipotente-necesaria". Igual, es demasiado obvio que tarde o temprano habrá que echar mano de ella mucho más de lo que ya venimos haciendo.
Acá estamos, intelectuales de segunda, filósofos de bar y blog, la meta no está en este capitalismo y mucho menos en la Argentina, lo cantan todos, algunos desde la grosería, del marginalismo, de lo grotesco; otros desde el glamour, de la burbuja, del escape neobeatle. Ahora sí que estamos con los pies bien enterrados en la bosta.
El futuro se muestra nublado, visibilidad media a nula. La calle Válgame Dios como recinto ideal imaginario de mi permonición ideal imaginaria de que un día somos todos linyeras o nos hemos suicidado antes de los 25.
Un estadío super zen será el colador para esos fideos que prefieran pegotearse antes de caer a la nada; un estadío quizá eterno Oh Gran Tapón de chorros emocionales introspectivos que todos los santos me ayuden a pensar menos en la huevada y me permitan ir a producir en paz para volver y dormir en una casa en paz hasta que sin preguntarme nada un dia algo me ponga a descansar en paz pero yo fideo pegado se rieron se burlaron yo ya había contratado el seguro Amén.
Intelectuales de segunda, filósofos de bar y blog, no tenemos revoluciones por hacer, caímos en la época donde todo y algo más ya se ha dicho y se supedita en la puesta en práctica y acción (¡acción!) y nada de prolegómenos que los pinguinos inician la tendencia de desabrocharse el protocolo y ya no se usan las palabras alusivas (no hay lugar).

Guarda dónde pisan.